Otitis Media
La otitis es una enfermedad que produce inflamación del oído,
generalmente causada por una infección. De acuerdo a su ubicación, se clasifica en otitis externa y otitis media. La otitis media se ubica detrás del tímpano en la región del oído medio donde se encuentran ubicados los pequeños huesecillos vibratorios, y es comúnmente generada por infecciones bacterianas, virales o alergias. Es una patología que se presenta frecuentemente en niños, con episodios de 2 a 3 veces por año y casi siempre es acompañada de una infección respiratoria (resfriado común).
La trompa de Eustaquio funciona como regulador de la presión de aire en el oído medio
y una especie de drenaje con los líquidos que allí se producen; cuando se presenta una infección o alguna reacción alérgica, la inflamación de la mucosa de la trompa obstruye esta vía y
ocasiona acumulación de líquido (disfunción tubaria). Según su origen, la otitis media se pueden agrupar en:
– Otitis media aguda; aquella producida por resfriados e infección respiratoria en vías altas.
– Otitis media secretora; cuyo detonante son cuadros alérgicos, rinitis o vegetaciones (adenoides) en los niños que producen acumulación de moco.
Los síntomas que suele presentar esta enfermedad son:
– Dolor de oído (generalmente de menor intensidad que en la otitis externa).
– Sensación de zumbido, taponamiento, pinchazos o que retumba la voz en el oído afectado.
– Supuración (secreción).
– Pérdida auditiva.
– Dolor de cabeza.
– Los niños pueden llegar a manifestar pérdida del equilibrio.
Para llevar a cabo el diagnóstico,
el especialista deberá realizar una revisión del historial clínico del paciente y proceder con la exploración otoscópica, para lo cual puede precisar un otoscopio convencional o microscópico, videotoscopio o en algunos casos un otoendoscopio. Esto le permitirá conocer las condiciones en que se encuentra el oído: burbujas de aire, presencia de zonas enrojecidas y/o secreciones, inflamación del tímpano o en algunos casos, si existe algún tipo de perforación. En caso de ser requerido, pueden solicitarse otros estudios complementarios como la impedanciometría (también llamada timpanometría) y/o la audiometría que le permitan obtener información adicional para el caso, así como pruebas de alergias.
Generalmente la otitis media cede progresivamente y no requiere tratamiento más allá de algún analgésico indicado para el dolor. En otros casos sin embargo, es preciso aplicar un esquema con antinflamatorios y antibióticos que suele presentar mejoría luego de 48 horas; de no ser así puede ser preciso realizar ajustes reemplazando el tipo de antibiótico. En aquellas otitis cuyo origen es viral, la terapia con antibióticos será totalmente innecesaria, motivo por el cual la medicación solo debe ser administrada por indicación y bajo estricta vigilancia médica.
En ocasiones las infecciones en el oído medio se hacen repetitivas, sobre todo en los niños. Si además existen síntomas de adenoiditis o hipertrofia adenoidea, el especialista puede sugerir la extirpación de las adenoides para minimizar la condición, puesto que la inflamación de las adenoides también genera obstrucción en las trompas de Eustaquio. Otro procedimiento quirúrgico que puede ser necesario realizar en ciertos casos es la miringotomía, en el cual se realiza una pequeña incisión en la membrana timpánica para colocar los llamados tubos de drenaje transtimpánicos (TDT) que ayudan a realizar el drenaje del líquido acumulado en el oído medio y favorecen una adecuada ventilación, evitando secuelas a largo plazo.
Generalmente no deben presentarse complicaciones por otitis media.
Alrededor del 70% de los niños llegan a manifestar la patología y solo en casos específicos se pueden registrar alteraciones como: pérdida progresiva y permanente de la audición por infecciones recurrentes; propagación de la infección a otros tejidos cercanos (lo cual puede desarrollar otras patologías como meningitis, mastoiditis, laberintitis, entre otras) o desgarro de la membrana timpánica. Algunas recomendaciones para prevenir su ocurrencia pueden ser:
– Evitar en lo posible que el niño tome acostado y “juegue” con el biberón. De igual forma, si lo alimenta en brazos tratar de mantener la postura semi vertical, para evitar que el líquido pase al canal auditivo. Por supuesto que la lactancia materna también juega un rol importante, ya que provee muchos de los anticuerpos que el bebé necesita para protegerse de las infecciones.
– En caso de guarderías, es importante seleccionar centros de cuidado en los cuales no se reciban gran cantidad de niños, lo cual genera propensión a contagios.
– Es responsabilidad de los padres evitar el consumo de tabaco o restringir el acceso de los niños a lugares con humo del cigarrillo, lo cual puede desencadenar reacciones que conlleven a cuadros infecciosos. En este sentido también se debe estar al pendiente del seguimiento y estudio de los cuadros alérgicos, así como también mantener actualizado el esquema de vacunas, lo cual ayudará a prevenir muchas de las infecciones ocasionadas por bacterias comunes.
¿Qué Problemas Atiende la Otorrinolaringología?
Servicios y Especialidades
Amigdalitis
Los signos y síntomas comprenden poner aumento del volumen de las amígdalas, dolor de garganta, dificultad para tragar y sensibilidad de los ganglios linfáticos a los lados del cuello.
Faringitis
Dolor o irritación en la garganta que puede ocurrir o no al tragar. A menudo acompaña a las infecciones, como un resfriado o la gripe.
Hipoacusia
Puede ser ocasionada por un defecto congénito, lesiones, enfermedades, ciertos medicamentos, exposición a sonidos fuertes o el desgaste propio de la edad.
Infección del oído
La infección del oído puede comenzar poco después de de un baño en piscina o playa. La secreción súbita de un líquido amarillo o verde del oído puede significar que hay ruptura del tímpano.
Sinusitis
Puede ser ocasionada por un resfríado o alergias, y puede desaparecer sola. La sinusitis puede ser aguda o crónica. Debe ser tratada a tiempo para evitar las distintas complicaciones.
Adenoides
Los siguientes síntomas suelen asociarse a unas adenoides inflamadas: dificultad para respirar por la nariz. respirar por la boca. tener habla nasal, como si se tuviera la nariz tapada.
Desviación del tabique nasal
En muchos casos, es posible que no haya síntomas. Cuando aparecen incluyen congestión, hemorragia nasal y respiración ruidosa durante el sueño.
Congestión nasal
Rinorrea o congestión nasal en adultos. Una nariz congestionada o tapada se produce cuando los tejidos que la recubren se inflaman.
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Las condiciones más comunes de los pacientes que asisten al consultorio de la doctora Brenda:
Amigdalitis
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