Amigdalectomía
¿Qué es la Amigdalectomía?
Una amigdalectomía es el procedimiento quirúrgico mediante el cual se extirpan las amígdalas.
Anteriormente, esta cirugía solo se practicaba como método terapéutico y efectivo para la infección severa y recurrente de las amígdalas (amigdalitis). Sin embargo, hoy en día se realiza también como parte del tratamiento de ciertos trastornos del sueño (apneas del sueño) y problemas de obstrucción respiratoria (amígdalas recrecidas).
En cualquier caso, es una operación rápida que se practica tanto en adultos como niños. Generalmente no presenta mayores complicaciones y el paciente puede retomar su vida normal luego de unas 2 semanas de intervenido.
Por otra parte, el especialista puede sugerir que se practique también la extirpación de adenoides; en este caso el procedimiento para hacerlo en una misma intervención, recibe por nombre adenoamigdalectomía.
¿Qué riesgos representa esta intervención?
Como ocurre ante cualquier cirugía, es normal que existan ciertos riesgos para el paciente; no obstante, la amigdalectomía es un procedimiento relativamente sencillo que se lleva a cabo con anestesia general y normalmente dura menos de una hora.
Por consiguiente, las complicaciones más comunes que pueden llegar a presentarse son:
Sangrado
Bien sea durante la intervención o en etapa de recuperación, es posible que se produzca una hemorragia descontrolada en pacientes muy específicos. Ante estos casos, el especialista debe tomar acciones inmediatas.
Inflamación
Cuando se hincha en demasía la lengua y parte del paladar, puede llegar a bloquear la vía respiratoria.
Infección
Si no existen los cuidados correspondientes, la herida puede llegar a infectarse y provocar otro tipo de problemas y complicaciones.
Cuidados y post operatorios.
Adicionalmente, se deben tener las siguientes consideraciones:
- Guardar debido reposo. Es importante guardar cama durante algunos días y evitar realizar esfuerzos al menos durante 2 semanas o cuando lo autorice el médico.
- Cumplir el tratamiento farmacológico. Los medicamentos deben ingerirse solo bajo indicación y estricta vigilancia médica; siendo común la indicación de analgésicos que ayuden a aliviar el dolor.
- Mantener la calma. Cabe recordar que por sencillo que pueda resultar, en cualquier caso, se trata de una intervención quirúrgica. En este sentido, es normal que el paciente presente dolor, fiebre, sensación de molestia u obstrucción a nivel de la garganta, náuseas, inflamación e incluso alteraciones del sueño y mal aliento que desaparecerán progresivamente.
- Cuidar la alimentación. Además de consumir mucho líquido; a la hora de comer se recomienda la ingesta de alimentos blandos para evitar molestias innecesarias y posibles lesiones en la zona. De igual forma, los productos fríos son muy bien recibidos y favorecen el proceso de cicatrización.
Finalmente, es muy importante mantener vigilancia continua de la evolución del paciente, especialmente en niños. Por consiguiente, cualquier alteración anormal (problemas para respirar, deshidratación, hemorragias u otros) debe ser notificada de inmediato al médico tratante.
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