¿Cuándo debo ir al Otorrinolaringólogo?
A continuación detallamos algunos casos y dolencias por los cuales acudir a un otorrino
Entre las especialidades médicas que conocemos en la actualidad, ésta se distingue por la multiplicidad de sistemas complejos que comprende su campo de estudio; siendo además de delicados, responsables de tres de los cinco sentidos que posee el ser humano. El otorrinolaringólogo es uno de los especialistas que normalmente suele visitarse desde temprana edad, no solamente porque existen factores que condicionan a los niños pequeños, sino que también sus aristas son tan diversas y sensibles que afectan la calidad de vida del paciente a cualquier edad en la que se presente una condición.
Partiendo de ello, se distinguen 2 grupos de pacientes según la edad:
Niños y adultos. En el caso de los niños, existen enfermedades específicas que les afectan, siendo los padres los encargados de estar al pendiente de los síntomas y realizar la consulta correspondiente. Así pues, los niños en edades comprendidas entre los 0 y 10 años deben acudir al médico cuando se presentan algunas de las siguientes situaciones:
Chequeo de oído al nacer:
El cribado neonatal auditivo es un estudio que se realiza en el recién nacido para detectar posibles problemas en el oído. Además de esto, puede que el bebé a medida que crece presente instauración tardía o progresiva, que finalmente ocasionará la pérdida de la audición. Sea cual fuere el caso, el especialista debe hacer la revisión que corresponde para intervenir de la manera más eficiente, aplicar todos los protocolos diagnósticos y clasificar la condición del niño; de manera que sea posible elegir el tratamiento que mejor se adapte al caso, siendo frecuente el uso de audífonos para compensar esta condición cuyas causas pueden ser múltiples.
Taponamiento de oído:
Bien por acumulación de cera, cambios en la presión del aire o a causa de una otitis; la sensación de oídos tapados puede ser algo molesto para los niños. Si están en edad de hablar, pueden decir si además sienten dolor (indicadores de una infección); no así en los bebés que simplemente pueden manifestarlo con llanto o por la preocupación de sus padres al no obtener la misma respuesta ante estímulos sonoros. El oído siendo un sistema complejo y sumamente sensible, solo debe ser explorado internamente por un experto; de allí que el especialista en ORL debe ser visitado en el corto plazo para establecer el diagnóstico preciso.
Congestión nasal:
Es una de las molestias más preocupantes para los padres y a su vez muy común en los niños que puede verse o no acompañada de secreción, goteo posnasal y algún otro indicador del resfriado común. Sin embargo, este síntoma puede sugerir desde la presencia de un cuerpo extraño en una fosa nasal (travesura frecuente entre los pequeños) hasta otras enfermedades un poco más complejas como la rinitis, sinusitis o inclusive pólipos nasales.
Ronquidos:
Las adenoides hipertróficas producen al niño dificultad para respirar normalmente, obligándole a hacerlo por la boca y generando además de ronquidos, boca seca, labios resecos y apnea obstructiva del sueño. Es una de las patologías más frecuentes en la consulta de ORL y debe ser atendida ya que limita la correcta oxigenación en el niño, que a su vez puede traer trastornos neurocognitivos, metabólicos o afectar su crecimiento. Suele iniciarse tratamiento farmacológico, pero si el niño no responde efectivamente a ello, es posible que deba practicarse una adenoidectomía que le ayude a despejar su vía respiratoria.
Amigdalitis:
Cuando el niño presenta dolor de garganta con dificultad para tragar; suele manifestar también inapetencia, dolor de cabeza y fiebre. Las amígdalas palatinas durante los primeros años son propensas a contraer infecciones propias del medio ambiente al cual se está adaptando el infante; pero en ocasiones esta situación se vuelve recurrente produciendo episodios repetitivos en el año que al ser revisados por el especialista en otorrinolaringología, puede determinar la extirpación de las mismas. También es posible que se sugiera el procedimiento quirúrgico cuando las amígdalas se encuentran recrecidas y dificultan la respiración, pero ello se determinará luego de un exhaustivo examen físico.
Algunas de las situaciones por las cuales una persona adulta debe acudir al servicio de ORL, tienen que ver con las siguientes circunstancias:
Obstrucción nasal:
Como ocurre en los niños, es un padecimiento que junto a la secreción nasal puede asociarse a un proceso viral o reacciones alérgicas. Sin embargo, en el adulto el uso excesivo de aerosoles descongestionantes puede generar este tipo de problemas y cuando además se presentan dolores de cabeza; es probable que su especialista comience a realizar exámenes para descartar una sinusitis o rinitis vasomotora.
Pérdida de la audición:
Se dice que uno de cada tres adultos mayores entre los 65 y 75 años presenta algún grado de pérdida de la audición o hipoacusia. No obstante, la población adulta en general se encuentra expuesta a diversos factores que puedes favorecer la sordera parcial o permanente, entre ellos la exposición a ruidos fuertes e infecciones de oído; aunque también puede existir un taponamiento por acumulación de cerumen. Si comienza a percibir algún tipo de pérdida de audición en uno o ambos lados, visite a su especialista para iniciar los análisis y posterior tratamiento tan pronto como sea posible.
Trastornos del equilibrio (vértigo):
Aunque existen muchas enfermedades que pueden afectar el equilibrio, el sistema vestibular (oído interno) es el principal controlador de esta función. Si usted siente sensación de movimiento, aturdimiento, inestabilidad, mareos, desorientación o visión borrosa, debe comentarlo con su médico para que realice la exploración correspondiente y pueda determinar si el trastorno que presenta es tratable en exclusiva por este servicio o si requiere hacer alguna referencia a otra especialidad; por ejemplo neurología.
Disfonías:
Los cambios en las cuerdas vocales producto de una laringitis, faringitis o alguna infección respiratoria pueden afectar su voz. Si evidencia cambios en la intensidad o temblor en su voz, ronquera, carraspeo o tos; sus cuerdas vocales y laringe deben ser revisadas minuciosamente en búsqueda de cualquier indicio de problemas que ameriten medicación, reposo y en ocasiones terapias de rehabilitación.
Además de todas estas condiciones…
que pueden presentarse en cualquier momento, una persona sana en edad productiva posiblemente establezca una relación laboral donde requiera aplicar habilidades verbales para relacionarse con sus colaboradores y aún más importante, si trabaja en atención al público. El chequeo auditivo debe ser un estudio necesario en estos casos, ya que evitará situaciones incomodas y posibles conflictos a futuro.
En el mismo orden de ideas, si el trabajador debe tolerar una exposición prolongada al ruido dada la naturaleza del lugar de trabajo (frecuente en zonas industriales y fábricas); es recomendable realizar chequeo periódico que incluya estudio de audiometría para poder constatar que no está sufriendo pérdida progresiva de la audición por sobre exposición.
Finalmente, una recomendación general que puede emitir cualquier servicio de es que se mantenga atento a las señales de alarma que dispara su cuerpo. Cada sistema comprende un sin fin de órganos y estructuras complejas que deben ser cuidadosamente atendidas; velando por su higiene personal, evitando lesiones y aplicando únicamente los tratamientos y protocolos que sean indicados por el especialista. En caso de haber sido diagnosticado, es también importante el control periódico que permita medir la evolución del caso y aplicar cualquier correctivo cuando usted así lo amerite.