La congestión nasal suele ser una situación muy incómoda que por lo general lleva a las personas a sonarse muy fuerte la nariz en un intento de aliviar esa dificultad para respirar correctamente.
No obstante, este simple hecho puede poner en peligro nuestra salud y afectar de muchas formas la delicada mucosa nasal.
Básicamente, la acumulación de mucosidad en las fosas nasales se produce cuando el revestimiento de la nariz se hincha para eliminar infecciones y alergias causadas por virus, bacterias y ácaros presentes en esta área; a causa del resfriado común, rinitis alérgica o sinusitis.
Ahora bien, al sonarse muy fuerte la nariz; por lo general las secreciones no se expulsan sino que se acumulan y expanden, debido a un mal drenaje. En consecuencia, esto puede provocar:
- Complicaciones en las vías respiratorias altas; tales como: bronquitis, otitis, faringitis, hemorragia nasal, entre otras.
- Complicaciones en las vías respiratorias bajas; entre ellas: bronquiolitis o neumonía.
Por otra parte, en la literatura médica hay múltiples ejemplos de personas que han experimentado problemas severos, a consecuencia de la presión peligrosamente alta que les ha causado el sonarse la nariz con mucha fuerza.
En este sentido, el enfisema orbital (con pérdida de la visión), dolores agudos de cabeza y aneurismas; son tan solo algunos de estos casos.
Por consiguiente, lo primero que debemos hacer es aprender la forma correcta de hacerlo y así evitar cualquier complicación.
Forma correcta de sonarse la nariz
Lo primero que hay que tener en cuenta es que los conductos nasales deben soplarse por separado; es decir, soltando el aire primero por uno y bloqueando el otro orificio con el dedo pulgar y viceversa.
Al mismo tiempo, otra manera de hacerlo es inhalando las secreciones un conducto a la vez, tragando o expulsándolas por la boca; técnica que se aplica sobre todo cuando las secreciones son liquidas.
Además de sonarse correctamente la nariz; es necesario cuidar su higiene personal para evitar complicaciones respiratorias a mediano y largo plazo.
Otras formas de limpiar una nariz congestionada
Obviamente, ésta clasifica como una de las causas más comunes y por lo general tiene que ver con la reacción que se produce en el cuerpo ante la presencia de un elemento alérgeno. En tanto que existe una larga lista de sustancias que pueden provocar reacción en las personas; es bien conocido que no todos presentamos alergias a las mismas cosas y por tanto no podemos referirlas en particular.
No obstante, los factores que producen irritación con más frecuencia son:
Humificador:
Es una excelente alternativa para aliviar el dolor de los senos paranasales. Puede realizarse con un equipo especialmente diseñado para ello o convirtiendo el agua en humedad, inhalando el aire húmedo en una habitación cerrada para ayudar a desinflamar y facilitar la expulsión de secreciones.
Lavados nasales:
Empleando un aerosol de solución salina (comercial o casera) realiza lavados nasales de tres a cuatros veces por día. Esto ayudará a desplazar las mucosidades hacia la parte posterior de la nariz y la garganta.
Puedes hacerlo de pie con la boca cerrada y la cabeza inclinada hacia atrás; mientras inspiras la solución tapas uno de los orificios con el dedo pulgar y botas por la boca las secreciones.
Compresas tibias:
Descongestionantes nasales:
Puedes conseguirlos en dos presentaciones: aerosol nasal y pastillas. Ambas ayudan de forma inmediata con la congestión y el dolor nasal.
Sin embargo, debes tener cuidado de no utilizarlos por más de tres días seguidos. Si luego de este tiempo los síntomas persisten; la mejor solución es consultar con el especialista.
Medicamentos para la alergia (antihistamínicos):
Son recomendados cuando la congestión nasal es producto de un proceso alérgico; estos ayudarán a desinflamar las fosas nasales y reducir la secreción.
Al igual que los descongestionantes, deben administrarse con mucha precaución ya que los antihistamínicos producen en su mayoría somnolencia.
Finalmente, si la congestión nasal es ocasionada por virus o bacterias, perdurará de 5 a 10 días; ahora si se trata de un proceso alérgico, puede variar su duración.
Por último, además de cuidar no sonarse muy fuerte la nariz, también es importante observar las características de la mucosidad que es expulsada; ya que si esta se torna verde, va acompañada de sangre o la persona presenta fiebre alta, lo mejor es acudir a consulta con un especialista.