Limpieza de los oídos: Consejos de un especialista
Como ya hemos mencionado en otras oportunidades, el oído es un órgano delicado que está compuesto por 3 partes identificables: El oído externo, oído medio y oído interno. En particular, su función más obvia es la de captar los sonidos del entorno a través del canal auditivo (oído externo), llevarlos al interior para activar por vibración la cadena de huesecillos (oído medio) y continuar su viaje hasta la cóclea (oído interno).
Como resultado de este proceso, la cóclea transforma esas vibraciones en impulsos eléctricos; haciéndolas viajar a través del nervio auditivo hasta el cerebro, en donde finalmente son transformadas en información. Sin duda, es un proceso fascinante, complejo y que además ocurre en fracción de segundos un montón de veces al día. Además de esto, el oído también interviene en otras funciones importantes del cuerpo humano; como el habla y el equilibrio.
De tal manera que, el cuidado de nuestros oídos es sumamente importante; pero para ello debemos ser conscientes de algunos elementos básicos con los que podemos provocarle daños, incluso sin saberlo. Por esta razón, la limpieza de los oídos es algo que debemos revisar, conocer un poco mejor y aprender la manera correcta de mantener hábitos de higiene que no afecten la buena salud de nuestro aparato auditivo.
¿Cómo deben limpiarse los oídos?
Primero que nada, el oído es un sistema perfecto que además posee su propio mecanismo de autolimpieza. Por consiguiente, de un lado tenemos la cera y por el otro, el patrón de descamación direccional que posee la piel del conducto auditivo. En primer lugar, la cera o cerumen es una sustancia aceitosa compuesta por células muertas y agentes bactericidas. Es por ello que, gracias a sus propiedades lubricantes y antibacterianas; funciona como barrera para impedir la entrada de agentes externos que puedan provocar infecciones (polvo, insectos, entre otros).
Por su parte, el patrón de descamación ayuda a eliminar las células muertas del canal auditivo e incluso a expulsar el exceso de cera; desprendiéndose a lo largo del día o durante el baño. De tal manera que, si queremos acentuar la limpieza de los oídos; solo debes lavar tus orejas con agua y jabón bajo la ducha, asegurándote luego de secarlas muy bien con una toalla o pañuelo.
En tanto que el uso de bastoncillos (hisopos) está ampliamente normalizado, éste se encuentra contraindicado desde el punto de vista del especialista; ya que pueden empujar la cera dentro del conducto auditivo, provocando finalmente un taponamiento.
¿Cuáles son las consecuencias más comunes que se presentan por efectuar una limpieza inadecuada del oído?
Básicamente se pueden indicar 3 problemas evidentes:
- La limpieza excesiva dejaría el canal auditivo libre de protección e incluso puede causar irritación o resequedad en la delicada piel de esa zona.
- El taponamiento por cerumen; un problema común que en ciertos casos se produce a consecuencia del uso de bastoncillos, que empujan el cerumen hasta lo más profundo del oído externo.
- Daño al interior del conducto auditivo, incluyendo ruptura de la membrana timpánica por la introducción de cuerpos extraños (clips u otros objetos punzantes).
¿Cómo puedo saber si tengo un tapón de cera? ¿Hay maneras de prevenirlo?
Sin duda, el taponamiento puede ocurrir; pero es algo que no necesariamente debe preocuparte. Sin embargo, los síntomas más frecuentes que se presentan son:
- Dificultad para oír.
- Zumbidos.
- Mareos.
- Sensación de comezón en el oído.
- Sensación de presión.
- Dolor.
- Aumento de secreciones.
- Mal olor proveniente del oído.
De igual forma, una buena manera de prevenir este problema es eliminando el cerumen que sale al exterior; una rutina básica de higiene que debes realizar durante el baño, lavando muy bien el pabellón de la oreja y retirando cualquier residuo con un paño al momento de secarla.
Por otra parte, no te sientas mal si presentas un tapón de cera a pesar de tus cuidados; ya que esto también puede ocurrir por otras razones:
- Un conducto estrecho.
- Cirugías de oído previas.
- Afecciones dermatológicas.
- Atrofia de las glándulas ceruminosas (producto de la edad).
- Presencia excesiva de vello en el conducto.
- Introducción de objetos en el canal auditivo (entre ellos, los bastoncillos).
Finalmente, lo más recomendable cuando se ha detectado un taponamiento, es consultar a tu médico especialista para que determine la mejor manera de hacer el drenado del oído.
Además, se debe evitar a toda costa cualquier maniobra en casa; el uso de soluciones o aceites que probablemente acaben por complicar aún más el problema.